Es la primera vez que hablo aquí de Miguel Carcaño, el asesino confeso de la adolescente sevillana Marta del Castillo.
Leo en el diario ABC de Sevilla que su abogada, Paloma Pérez Sendino, ha declarado que su defendido le ha dicho que no sabe dónde está el cadáver de Marta.
Aquí, que somos muy catetos. Nos vino en su día el charlatán de Al Gore -pagado con dinero del Ayuntamiento de Sevilla, osea, dinero público- para darle a unos cuantos escogidos una representación de su obra sobre el cambio climático.
Digo yo que también España puede traer -y seguro estoy que costaría menos que lo que cobró el señorito Gore- a algún par de expertos extranjeros y hacer cantar al niñato este en menos que lo hace un gallo.
Ya está bien. Este tema, como tantos otros, además de la irrecuperable pérdida humana, destroza a una familia y cabrea a una sociedad que necesita un sistema que funcione perfectamente y sobre todo en este tipo de casos. Porque la sensación que nos transmite a la sociedad es que las leyes españolas no son efectivas contra este tipo de delincuentes peligrosos y que estamos indefensos.
¿Son menores? Si. Pero lo que trasciende es que asesinaron a una persona con el agravante de la violación y varias cosas más que ruborizarían al mismísimo marqués de Sade.
Si se envía a militares a países en guerra en "misiones de paz", que nos "invadan" un par de horas expertos en este tipo de asuntos y resuelvan lo que parece ser que el sistema legal español no resuelve.
Doctores tiene la Iglesia y profesionales hay para buscar las medidas adecuadas para resolver este tipo de casos.
Pero el tema este deberían resolverlo ya.
viernes, 22 de enero de 2010
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