lunes, 27 de diciembre de 2010

El cuento de la pobre chinita

Había una vez una pobre chinita de la China mandarina que apareció un buen día en España, que no contaré las aventuras y desventuras hasta que recaló en nuestro país, pues sería interminable.

Un lluvioso y frío día de diciembre, la pobre chinita de la China mandarina entró en un restaurante de un pueblo almeriense donde los capitalistas occidentales estaban comiendo. Sacó de su vieja mochila un montón de copias de Compact Disks en el que las portadas eran del mismo color que su pobre existencia: blanco, negro y tonalidades de gris. Ni siquiera a color eran las portadas, pues la cuatricromía y un mínimo in line le encarecerían la venta de sus productos. ¡Qué horror! ¡Si los vendiera con esa calidad no tendría margen de beneficios!

Y hete aquí que se acercó a una de las mesas del restaurante en la que estaban unos músicos, esos de los que facturan por su trabajo y pagan religiosa y laicamente sus impuestos. Uno de ellos, al ver toda aquella inmensidad de CD's -llamémoslos "piratas", para que nos entendamos- un poco más y se le corta la digestión. Porque alguien le dijo "ni se te ocurra decir nada, ni se te ocurra denunciarla, ¿no ves que la pobre chinita de la China mandarina sólo intenta ganarse la vida?".

Este último alguien no quiso hacer por revisar todo el material porque, ¿sabes?, en las leyes de este país llamado España, si no hay una grabación en la que tú hayas participado no puedes denunciar a la pobre chinita de la China mandarina o, en su defecto, al pobre morito subsahariano. Sería, más o menos, que si roban en casa de tu vecino y no en la tuya, tú no puedes poner una denuncia. Si unos ninis "okupan" tu casa, es tu problema y vive tu propio calvario. Y es que, ¿sabes?, vivimos en un país muy solidario con todos los habitantes del planeta Tierra menos con nosotros mismos. Lo que se viene llamando como "sadomasoquismo democrático y social español".

Supongo que la pobre chinita de la China mandarina seguiría y seguirá vendiendo sus CD's "piratas" en el que yo haya participado o lo hayan hecho otros profesionales que, seguramente, ya no intervienen o intervendrán en un muy cercano futuro en las grabaciones de discos pues cada vez hay menos productores que arriesguen su dinero en este negocio. Y los entiendo.

En cuanto al termino "pirata", creo que el personal tiene sobredosis de "Piratas del Caribe", en donde aparecen los piratas buenos y los piratas malos. Los piratas siempre serán los malos: aquí y en Pekín de la China mandarina, como diría Carod Rovira.

El cuento que acabo de relatar es un hecho real que me ocurrió el pasado 18 de diciembre.


Lo que es un verdadero cuento chino de la China mandarina es el que hay que soportar y no es otro que el de todos aquellos que se vanaglorian de autoproclamarse solidarios. Meto en este saco a los políticos que dan (¿debería escribir "tiran"?) subvenciones con nuestro dinero a diestro y siniestro.

La solidaridad no es dar dinero que no es de uno mismo. La base de la solidaridad comienza enseñándole a la gente el significado de dos cosas: el respeto y la educación. ¿Subir la edad para jubilarse? Que digo yo que antes suban el nivel de la educación en este país en el que un morito Almutamid y su yihadista madre se permiten el gusto de denunciar a un profesor -y joderle la vida- por decir la palabra "jamón".  Váyase a La Meca, señora. Está en un paraíso equivocado.

A partir de ahí, debatamos la llamada Ley "Sinde" que, en mi opinión, necesita un punto medio concensuado en el que la Justicia debe imperar y también la propiedad intelectual, aunque este último término le suene a cuento chino mandarín a más de uno y una. Ni llevarla al extremo de unos ni de otros. Pero, como los políticos sólo se fijan en las encuestas de intención de votos y sus futuros profesionales y pensiones blindadas per secula seculorum, solo pactarán leyes que les beneficie a ellos y a sus posibilidades de que sean reelegidos -léase seguir viviendo de la mamandurria- en las futuras elecciones.

Que sigan subvencionando con el dinero de todos los españoles para, por ejemplo, "incorporar la problemática de género en la producción acuícula de Camboya" (207.000 euros), para "visibilizar -¿¿mande??, diría doña Rogelia- la contribución de las mujeres al desarrollo y la paz", 115.000 euros -si quieren visibilizar, que se compren un telescopio, que a los españoles nos sale más baratito- o bien esta subvención de 250.000 eurazos para "mujeres mayas fortaleciendo el tejido social para la promoción de los derechos de los Pueblos Indígenas con justicia y dignificación", mientras que en este país cada vez hay más mujeres trabajadoras que van a las listas de personas desempleadas.

El día que encuentren vida extraterrestre la cual sea de género femenino y número plural nos vamos a cagar vivos debido a las subvenciones que aportaremos los españolitos (pido perdón por escribir y decir "vivos").

Mientras que aquí vamos cuesta abajo y sin frenos, pues que viva la pobre chinita de la China mandarina, aquí, en Pekín, en Camboya o en donde quiera vivir, que ya nos iremos nosotros a vivir a otro lado.

Este mandarín cuento continuará.

Fotografía: http://www.eltrabajo.cl/

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