lunes, 3 de enero de 2011

El asador de Marbella y la cortina de humo

Leo en el diario El Mundo que "un asador de Marbella anuncia que no aplicará la Ley Anti tabaco", colgando en su escaparate el siguiente letrero informativo:

El Asador Guadalmina informa:

Ante la inminente entrada en vigor de la Ley "ANTI TABACO" (cortina de "humo" creada por nuestro gobierno para tapar siete años de destrucción masiva de España), les informamos que, como negocio privado, haciendo uso de lo que nosotros entendemos que son nuestros derechos, dicha ley, no será aplicada en este establecimiento. Pedimos disculpas a toda persona que se sienta perjudicada.



Por supuesto ya ha ido la policía municipal y a los propietarios le han abierto un expediente sancionador.

Y yo les aplaudo. A los policías por atender la denuncia y a la vez a los propietarios del local por llevar razón.

Porque la llevan.

Y desde aquí quiero hacerle publicidad a este asador. Así que apunten ustedes su dirección:

Asador Guadalmina

Urbanización Guadalmina, 3, 29678 Marbella

Teléfono: 952 88 30 03

Porque si al día de hoy no es delito enlazar a webs que ganan dinero pasándose por el arco del triunfo la propiedad intelectual, menos delito será el que yo le haga publicidad desde aquí a este local.

Chin pum.

P.D.: La gente habla estos días de esta ley anti tabaco. Gran debate de preocupación prioritaria en España. Qué pena que nadie hable, por ejemplo, del nuevo Código Penal español con las rebajas -de enero- de condena a los narcotraficantes a los cuales, el señor ministro de Justicia, Francisco Caamaño, no los llama "narcotraficantes" sino "personas que se dedican a trapichear con la droga". En estos días atrás ya han empezado a salir de las cárceles españolas. ¡Ole!

P.D. de la P.D.: del señorito de Juana Chaos, ese asesino que mató a 25 personas y a quien el gobierno lo puso en la calle nadie tiene todavía noticias de él, ¿verdad?

¡Ah! Que no se puede hablar de los terroristas de ETA. Vaya por Dios.

2 comentarios:

Natalia Pastor dijo...

No entramos en que fumar sea nocivo para la salud. Con independencia de ello, cada uno tiene derecho a hacer con su cuerpo y su vida lo que le venga en gana.

Vamos aún más allá : el meollo del asunto reside en una cuestión tan fundamental en nuestro ordenamiento jurídico, como es el respeto a la propiedad privada.
El dueño o propietario de cada bar, está en su perfecto de derecho a decidir si quiere o no quiere que se fume en su local.
Cada parroquiano, de igual modo, debe tener plena libertad para decidir en qué bar quiere tomarse un café y fumarse un cigarrillo, y en cuáles no quiere entrar.
De lo que hablamos es de libertad.

Bruno Marvizón dijo...

Acabo de leer tu valiente blog. Lo visitaré con frecuencia, Natalia.