miércoles, 1 de enero de 2020

Sevilla, Triana y mi barca


Empieza el año 2020.

Independientemente de ciclos históricos, sesudos análisis e incertidumbres, todo es la predisposición con la que afrontemos las cosas.

Decía la letra de los hermanos Martínez Bizcocho, que luego interpretaran de forma magistral el grupo de sevillanas Pleamar, que "todo puede cambiar, si recuerdas que un día supiste volar".

Pienso que así es.

Mientras tanto, estamos en la obligación de comenzar este nuevo año con Fe y Esperanza. Pidiendo Salud -un año más, estoy intentando dejar de fumar. Pero dicen los neurocientíficos que los que somos fumadores tenemos en el cerebro un nosequé de la herencia genética que bloquea el cerebro- y que nos dejen a los trabajadores autónomos poder trabajar.

Porque el trabajo nos dignifica, nos refuerza como personas y nos da libertad de movimientos.

Nos ayuda y nos permite ayudar a los demás en base a nuestra experiencia adquirida.

Doctores tiene la Iglesia y cada uno cuenta la Feria como la percibe y le va.

Mientras, recordemos que acá, en la llamada "Tierra de María Santísima" seguimos avanzando. Pasito a paso. Poco a poco y luchando contra corriente.

Y la Música.

Bendita Música.

Traigo estas sevillanas. Arreglos musicales míos del año 1997.

Aquí un trianero, sevillano por los cuatro costados y que marineando contra viento y marea pone rumbo un año más hacia el trepidante reto que es vivir.

No busques más porque no hay más.

Paz en la tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad.

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