Allá por el año 1998, el antiguo BEE (Banco Exterior de España) me ofertó un WEB TV, con sistema inalámbrico de teclado y un mando a distancia a modo de joystick que se conectaba al televisor para navegar por Internet. ¡Dios, qué mundo el que había en Internet y acababa de descubrirlo! Pero nada comparado cuando Telefónica me envío la oferta del ordenador Compaq Presario con Windows 98, procesador AMD, lector de CD, tarjeta MIDI Yamaha, 128 megas de RAM y ¡disco duro de 4 gigas! más conexión a Internet con móden interno a 56 kpbs.
"¡Socorro!", grité un día que no tenía conexión a Internet y llamé al servicio técnico de Teléfonica. Para comprobar si estaba bien configurada la conexión a Internet, el amable técnico me daba instrucciones. "Vaya a Inicio, luego a panel de control y allí...". Le paré y le dije "no tengo o no veo eso de 'inicio que usted me dice". De repente, empecé a escuchar un "pi pi pi pi". Caray, ¡el tipo me había colgado!". Y es que había un mundo desde la simpleza de los Macintosh a la complejidad que era para mí entonces el Windows. Qué verdad aquella frase que entonces nos decían los "peceros" a los que usábamos Macintosh: "El Mac es para tontos", debido a la simpleza en el uso de estos.
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