Al Gore viene otra vez a Sevilla. Este hecho, diciéndolo con esta simplicidad no sería noticia en sí. La cuestión es que cada vez que viene este hombre a hablar de cambio climático -y a llevárselo
calentito por las "donaciones" que le hacen a su fundación- a Sevilla le cuesta un dineral y se arma la
marimorena.
Es curioso que Gore, que tanto habla de que tenemos que tomar conciencia sobre los efectos sobre el clima, se mueva por el mundo en un avión privado para dar sus conferencias (una media de 240.000 euros de nada por cada una de ellas) y que no utilice el transporte público, es decir: vuelos regulares de aerolíneas y autobuses interurbanos cuando llega a las ciudades.
Estamos ante el típico caso de un
sanpedro más que no practica con el ejemplo. No es por nada, pero para mí este tipo tiene toda la pinta de ser un jeta.
El asunto se agrava cuando a todo esto hay que sumarle la bonita y
módica cantidad de 120.000 euros que, según información que viene hoy en el diario ABC,
va a aportar el Ayuntamiento de Sevilla para cubrir un tercio de los costes que conllevará la organización, el próximo día 18 de octubre, del
II Encuentro Cambio Climático, Conciencia y Acción.
No tiene desperdicio el artículo que sobre este tema escribe Antonio Burgos hoy en el diario ABC de Sevilla y nunca mejor titulado:
La Bienal del Mangazo de Al Gore.
Hablando de transporte público en Sevilla. Da que pensar que
la subida por encima del doble del IPC de las tarifas de la sevillana empresa municipal de transportes (TUSSAM) vaya a servir para sufragio de este tipo de eventos que, si sirven de algo, es para que Gómez de Celis, mano derecha actual del alcalde Sánchez Monteseirín, salga en la foto al lado de
mister Al Gore.
En resumen: mucho hablar de cambio climático pero pareciera (y sólo digo que pareciera) que en el consistorio hispalense, no sólo no haya cambios, sino que la cosa cada vez se pone más calentita. Y sobre todo por "lo calentito" que se lo va a llevar, por segunda vez y una vez más, Al Gore.
Pero, claro, luego argumentarán que es Premio Nobel y que el precio a pagar está suficientemente justificado.
Como reza el dicho popular que siempre es sabio: para mear y no echar gota. Y pido perdón por lo de
gota.
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